miércoles, 9 de septiembre de 2009

Burbúja Rota

Quiero leer la intención oculta en las manchitas de tus ojos, la sensación íntima que presiento sabia en tu piel. La ciencia que guardan esas ideas que van y vuelan por el aire junto con el picaflor y las abejas en busca del néctar, o del santo grial, ya no recuerdo.
Quisiera recorrer las millas que encuentro entre el cuarto y la cocina, años luz de pérdidas jugadas en batallas campales y descarnizadas. Las vemos desde la cama como una galería sin luz.

Y quiero un cielo estrellado en medio de la nada, un aire entre denso y libertario recorriendo las fauces.
Y la sensación de que todos somos uno, y uno es comunión entre culturas.
Encontrar paz en la crítica. Movimiento, conciencia y pasión unificados en un canto, en un grito poco desafinado, nacido del inconsciente colectivo. El que se convierte en melodía y letra cuando pasa la barrera, donde nace conciente.

Y quisiera que estuvieras ahí para verlo, para sentirlo como un regalo desinteresado de alguien que nunca se animó a regalar por placer, a querer sin compasión, sin compromiso, sin esperar algo a cambio.

Y saber que el tiempo sólo importa en ciertas áreas que no conforman parte de la vida. Creer fervientemente que los relojes son simplemente una ilusión, que todo lo es: fantasmas creados por nuestra propia imposibilidad para ser felices de un minuto al otro, micro segundos, micro partículas.
Espacio y tiempo.
Cambia.

Burbújas paralelas caminando por la ciudad, por el campo, por la nada, curzando la calle, haciendo dedo, mirando al cielo.
De repente siento que se rompe, rompe fuente, fuerte, y nace a la vida con el sol y las Tres Marías arriba, o abajo. Nace a un nuevo vientre, del que se alimenta y regala, y no pide cuando entiende; y no aboga en un mar, camina por encima en cambio.

"La clave esta en la simplicidad". Si te hubiese entendido entonces? si lo entiendo ahora? Si me olvido mañana? Tiempo al tiempo?

Mi tiempo, tu tiempo; mi espacio, tu espacio; mi ilusión, la tuya. Conviven, y mientras tanto la burbúja se une y se desune, se va, se aleja. Se eleva como el globo rojo ese domingo en la plaza. Lo miramos mientras se toma su tiempo, o lo que creemos que son horas. Vamos de la mano a comprar pochoclo, y mientras te digo ofendida que la indiferencia es el hogar de la burbúja empañada.

Si me animo, vendrías conmigo?
Te invito sin ánimo de promesa y sin promesa de recuerdo, sin tiempo, ni hablar del espacio.
Solo vos y yo. Solo nosotros y la nada. Nosotros y el todo. Nosotros nacientes.

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