miércoles, 26 de agosto de 2009

Un tal vez a Galope

Tal vez…

si hubiese sabido en ese entonces que los sentimientos iban a nacer tan a flor de piel como el corazón del durazno, si hubiese sabido que iban a florecer de la fuente sin que haya corriente presente en la naturaleza del agua que impidiera su estadía. Si la conexión no hubiese sido un trueno.
Era todo lo que no quería, todo lo que jamás espere en voz alta, pero al tiempo no le importa si estamos preparados o no, según parece no es una condición sine qua non.
Tal vez... si me hubiese dado cuenta antes de la niña infantil que a veces habita el alma llena de ilusiones.
Las defensas bajas, no hay manera de ganar, manera de perder. La vulnerabilidad pide a gritos ser alimentada, y la torpeza habla fuerte y clara, como tu voz ronca.
La dualidad se hizo cargo, tomo la riendas y se instaló en la choza de alambres de púa. Instaló la duda que no se fue, pero nadie despertó.

Imágenes de brazos con cadenas que nadan en el contorno de mis caderas lo invaden todo.
Cadencia triste y al galope suelta la noche y bebe de la fuente inalcanzable con el agua estancada.
Pienso que no quería, pero ya no tiene no tiene sentido, marioneta creada por la imposibilidad de no aferrarse a las cosas nuevas y viajantes de la luz. Imposible no aferrarse, no soltar carcajadas como mensaje de bienvenida.
Y pienso que tal vez... si pudiera decirlo en voz alta, escribirlo en un sobre dentro de una botella sin demasiado equilibrio o duda de equivocación.

Ahora lo llena todo y se alimenta de las sobras de los huesos que dejaron otros forasteros, otras sombras, llenas algunas de colores.
Y tengo la certeza de que no vas a entender lo que digo sin ánimo de confusión, sin ánimo del mareo que siento, espasmos en el cuerpo.
La soledad también es compañera, pero se va, y de la misma manera vuelve sin avisar.
Todos partieron hacia otro lugar, quien sabe dónde, quizás donde habitan las almas que encontraron un lugar, quizás donde habitan las luciérnagas imposibles de mirar si lo hacemos con los ojos.
Todo es una ilusión de un conjunto de momentos que de un momento al otro pierden el control, se revelan y danzan en el aire junto con las partículas de polvo de estrellas.
Todas las partículas desfilan como en el día de la primavera con ánimo de revolución y revoltijo en el estomago de los más desabridos y hambrientos de corazón.
Todo es tan simple que ya nada tiene sentido.

Y nuevamente pienso: no pedía demasiado, mucho más que me dejaras, sin nada, ni lo que podías dar ni lo que no, lo que salía espontáneamente de tus entrañas, tu sonrisa amplia como el viento, o tus manos cálidas como el sol, o tus ojos que miran desde el fondo como cuencos vacíos que no tienen fin; que me pidieras, o que hablaras, mucho menos que lo llenes todo de un color jamás antes visto por la humanidad; comprensión o compasión como se les pide a las almas hermanas, no quise nunca la flor que me diste, ni el parche en el ojo, ni la ansiedad o el miedo antes domesticado;
antes de que?, y esa palabra parece tan triste, lo inevitable junto con lo que no vuelve parecen hacer una mezcla perfecta de lo que ya no retorna a su estado original.

Y ahora qué, retórica de una pregunta que no merece una respuesta.
Un sólo naipe más va a tirar toda lo torre.
Inevitable, mil veces inevitable como el frío que se siente en el invierno, en pleno julio, aún con calefacción y café en mano, es algo que va por dentro, recorre todos lugares que irrigan sangre y oxígeno.

Tal vez sean pensamientos vanos.
A menos que finalmente traspases todas las barreras, y no dejemos nada en su lugar, ni una lágrima ni un tesoro de guardar, ni una sonrisa cómplice con aquella niña infantil que habita, y ese miedo que no deja de latir.

lunes, 17 de agosto de 2009

Arboleda

Un puente: eso era todo lo que podía ver desde mi ventana.
Largas noches desvelada pensando en la utopía y la intriga calada en los huesos. Noches con luna llena, y el agua moviéndose con su ritmo y compás.
Versos con aspiración pisando los talones de la cotideaneidad, acechándola como una sombra silenciosa y compañera. Cotideaneidad que encuentro en ambos lados, ahí, cruzando la orilla.

Un puente separando dos lugares de un mismo mundo que no se conocen, pero se aman. Suspiran uno por el otro, y cantan junto con el ruiseñor, se tiñen sus pastos de rosa chicle, cuando la lluvia deja un rocío perfumado sobre el terciopelo de la rosa de García Lorca.

Desconocen ambos lados la crueldad del mundo, que creen sólo de ellos. Encierran un cosmos y se encuentran vencidos por el color del otoño y sus hojas, y suspiran sus flores sin pétalos y espinas. Piensan de día, y sueñan de noche. Con hacer lo imposible, con romper los muros, destruír el puente, con encontrarse de repente de la mano, sin más aspiraciones que el verso que los une, sin esperarlo si quiera, sueñan con hacer el amor debajo del cielo estrellado sin cuerpo, sólo con la esperanza de la destrucción. Destruír para crear, para crear aquella maravilla soñada, y dejar de ser dos, en lugares tan distintos, para pisar el mismo camino; un terreno de arcilla y de piedras movedizas.
Con la seguridad de que nada es seguro se encuentran en la estación de tren, frente a frente mirando curiosos el paisaje de cielos extraños e irreales, viendo a la gente de traje y de botas altas pasar, entremezclando con su aire casi superficial el perfume dulce y agrio que llevan muy adentro del inconsciente.

Raíces arraigadas de sueños profános, risas con sabor a primaveras tocan las hojas de las copas, allí a lo lejos, del otro lado del puente, y debajo: el río, donde se esconden las historias que nos contaban de chicos, cuando todo parecía posible y risueño dentro del paisaje del "País del Nunca Jamás".
A todos los veo desde la ventana de mi habitación, donde habitan memorias de tiempos pasados y futuros, entremezclándose en una extraña historia sin fin. Danzan ante los ojos de quienes asoman sin júbilo y pretensión de golondrinas volados.

Pájaros sueltos revolotean por doquier, carteros del alma de personas sin boca, sin lengua y llenas de palabras que habitan a veces en lugares hinóspitos, y que están enterradas con las raíces, a veces a flor de piel.

La habitación, la ventana, el río, el puente, el pasto, la utopía, la niñez, la ternura, el egoísmo, la ignorancia... la estación del tren, la gente sin cara, sin boca, sin labios para besar.
Todos en un mismo mundo del que no quieren participar, únicamente tocados por los versos y deseados por el rocío en la mañana.
Todos desconocidos para ambos lados que se miran con devota entrega, aún sin tener ojos; haciendo el amor, aún sin tener suspiros y sabiendo amar.


17.49

viernes, 14 de agosto de 2009

Sueños de Ventana

Sabía que no tenía que hacerlo. Por eso lo combatí, intenté reprimirla de tantas formas que por un momento pensé que lo había logrado. Que era vencedora entre los vencedores, entre aquellos que deciden ver la realidad de frente, como viene: envuelta en un moño bordó y en imágenes extrasensoriales de un rompecabezas incompleto.
Pero a veces escapa de nuestras manos, lo dejamos escapar. Ahí fue cuando empujada me llevaron la vulnerabilidad y aquel otro sentir del que no puedo hablar, me empujaron hacia la ventanita. Y una me mostró una contrapocisión de colores, de calidez y amabilidad.
Me dejé ir, y la abrí de par en par.
Un rincón de mi mente sabía la verdad y no lo ignoré, pero tampoco cerré de inmediato la ventana, ni reprimí las imágenes que llenaron el rincón del ala Este.
Fue una mezcla perfecta de una dualidad que acecha. Lo que es, lo que debe ser, lo que quiero, el gris y el amarillo.

Entraron imágenes de un lugar recurrente que no conozco. Sentí al entrar el olor al horno a toda marcha, donde se cocinaban simplicidades deliciosas.
Encontré en la cocina a la gentileza y la amabilidad, al amor más puro y primitivo, como debe ser, como quisiera; sin más pretensiones que compartir un momento, y un mate calentito.
El corazón abierto, volcado en cataratas. Sensación acogedora y fetal. Preocupación teñida de cuidados intensivos de madre.
Alegría en caras que no la conocen hace tanto tiempo que duelen. Libertad del hoy, con la preocupación del minuto danzante.
Bromas teñidas de un naranja verdoso, de esas que gustan.
La simplicidad tan compleja en la realidad que atormenta a esos cuerpos que son azules.
Una visita esperada toca la puerta de madera de un hogar, mientras la leña crepita en señal de "Clan".
Un llamado de un amigo del alma, que ruboriza el plexo solar y las costillas, y tiñe todo de un colorado bermellón, lo tiñe como su cabecita.
No se fuerza.
Fluye.
El hogar, sueños de un lugar que recuerdo y hace tanto no veo. Y no lo puedo evitar.

Lloro mientras miro al otro rincón. Está todo ahí. Está tan escondido. El sol brilla de ausencia y austeridad. Hace frío. Empedrado. Una ventana se cierra. Se tiñe de realidad y se traslucen imágenes azules en la pantalla.
Desesperación. Sabía que no tenía, que no tenía qué... pero cómo?

Ahora se corrió el telón. Las cortinas se cierran. Y mientras sigo llorando, se abre una puerta...

¿Qué?

martes, 11 de agosto de 2009

Preguntas al Azar I

[Preguntas sin ánimo de respuesta...]

Siempre pienso en lo que espero. Siempre espero algo. ¿Qué espero?
Espero algo que pienso y creo querer. Lo único que es de esperar acertadamente es que no llegue... ¿Porqué sigo esperando?
¿Porqué algo tan intangible e inexistente me quita tanto el sueño? y me emociona? ¿Porqué siento que el futuro no me alcanza?, y que la regresión efectivamente avanza? Me estoy moviendo, ó es sólo La Tierra en su eje rotatorio? Por eso lo siento tan lento? O porque espero?...

¿Y mi capacidad de asombro?¿Y la sorpresa?, se quedaron en el camino?, porqué ya no los veo?
¿Los perdí ó estoy tan ciega?, no los dejo pasar? me están esperando?
Si alguna vez se fueron... ¿Volverán?

Si estoy inmóvil es miedo, pero si me estoy moviendo ¿Porqué no lo veo? ¿Cómo es que no lo siento?
¿Estoy distraída con algo más? ¿Con qué exactamente? Con todo ó con nada en realidad?

En la espera hay acción, pero es desesperada, inagotable, inalcanzable... entonces?

Pensamientos al Azar I

Me doy cuenta que la única razón que encuentro para cada historia que tengo con alguien, el único fin... es la fuente de inspiración.
Todos terminan. Y terminan plasmados. Empezaron?

lunes, 10 de agosto de 2009

Palabras a mi Mismo III: Sobre la Comunicación

Sobre la comunicación:
*(Dani: ya se viene la entrada de la Muleta Intelectual que tanto proclame!!!)


"Mi relación con él es un ejemplo
de la dialéctica de mi amistad.
Al comienzo sólo vimos las virtudes del otro.
Luego sólo vimos nuestros defectos.
Si proseguimos tal vez alcancemos una etapa
en que nos veremos [realmente].
Entonces seremos amigos . . ."


"Si necesito tu aprobación, no te puedo ver"

"No quiero escuchar únicamente lo que dices.
Quiero sentir lo que quieres decir."

[Cómo se sienten las palabras?]

"
No te voy a obligar a atenerte sólo a tus palabras.
A veces las emociones más profundas se expresan
en palabras irracionales."

"Quiero que seas capaz de decir cualquier cosa.
Incluso aquello que no quieres decir."

"Para poder comunicarme tengo que hacer estas cosas:
-Darme cuenta de ti (descubrirte).
-Hacer que te des cuenta de mi (descubrirme yo mismo).
-Estar listo para cambiar dentro de la conversación,
y estar dispuesto a revelarte mis cambios.

Para que la comunicación sea significativa
debe estar viva.
-Tienes que ir más allá de "ti y de mi"
y alcanzar el "nosotros".
Si nos comunicamos realmente,
puedo aceptar que tu vida es distinta
y sin embargo participar de ella.
Y tú también compartirás la mía.
Saldremos de nosotros mismos
y seremos algo nuevo.

Para lograr este tipo de compartir
no puedo entrar en una conversación sujetándome.
Tengo que entregarme a la relación
aceptando lo que nazca de ella."

Palabras a mi mismo II: Sobre mi/nuestra Soledad

Sobre mi soledad. Sobre la elección del reencuentro con uno que todos podemos elegir querer.

"Nuestros momentos de soledad
parecen de algún modo más verdaderos y reales.

Necesito la soledad, como el alimento o el reposo,
y es más placentero cuando
ocurre al ritmo de mi necesidad.

Una soledad programada no es nutricia.
Soledad es tal vez una expresión errada.

Para mí estar solo significa unión,
el reencuentro mío con la naturaleza,
reunión del yo con el ser; con el todo.
Para mí en especial, la soledad significa
reunir mis partes diversas,
jerarquizar lo grande y lo pequeño.

Yo creo que la soledad es un acto profundo
y necesario de autoestimación y de amor a sí mismo."

Palabras a mi Mismo I

Es increíble como descubro este libro, lo olvido y lo vuelvo a redescubrir, y cada vez es nuevo, una nueva sorpresa, porque me encuentro cada vez en un estado mental diferente del que tenía la última vez que lo visité... Aunque esto, claro está, es relativo: estoy segura que el retroceso efectivamente avanza, pero esto lo explicaré más adelante.
Ahora, esto es lo que siento a veces, cuando escribo, y su resultado. Resultado parcial de lo que en realidad estaba sintiendo con ánimos de expresar.


"La mayoría de las palabras nacieron
como una descripción del mundo externo,
por eso no pueden reflejar
lo que ocurre en mi alma."

"Querer hacer algo es un deseo, no una frase,
cuando "decido" lo que quiero hacer
traduzco mi deseo en palabras y surge una frase.
El deseo de mi cuerpo es desplazado hacia mi mente,
y al preguntarme lo que quiero hacer
sólo respuestas triviales acuden
ignorando el hecho de que tal vez
no haya palabras adecuadas
para expresar lo que siento."

"Notes to Myself"
Hugh Prather
(1970)