martes, 27 de octubre de 2009

¿Pintás?

Inventá un mundo de colores, donde el espectro vaya del azul al índigo pasando por todos aquellos que no vemos en nuestra reducida visión.
y ya que estás abrí los ojos para ver la paleta llena de pasteles y témpera que te ofrecen las paredes que se abren cada vez más, cada vez más.
Y abrí la ventana, no existen las persianas en este mundo que fluye que se retroalimenta de las perdices en las que nunca creímos de los cuentos maravillosos. Parece que no existen las invocaciones a deidades y divinidades mas allá del ser que levita y se eleva y va y va. Corriendo un globo en el cielo que se confunde con la tierra y se divide con una línea que se esfuma cuanto más cerca de la costa está.
y escuchemos la melodía calma pero sincera escondida en los caracoles del mar. Sensación inevitable de que nos perciben y nos ofrecen su mundo simple y pequeño, pero eternamente inconmensurable mientras nos adentramos en su mundo enigmático y eterno, primitivo.
y abrí las manos para sentir como recorren tu cuerpo las composiciones indeterminadas de luz, todo lo llenan.
Sentí como se abren tus brazos a un todo que se confunde con paisajes mansos con olor a pasto recién cortado. Decís que tu cuerpo escucha, que finalmente está.
Y vemos que los colores se están moviendo, se bifurcan en tu paleta, teñidos de frutas dulces y alma enamorada.

Estar tirada en el estudio que se transfiguró de formas y ambiciones pretenciosas. Ver cómo tus ojos miran al mundo que tanto imaginaste, sin saber que se podía llegar tan lejos sin la mente, sin pedir disculpas y sin sentir la necesidad del permiso. Ver cómo te convertiste en lo latente, en lo oscuro detrás de la montaña que imagina tu lugar.

miércoles, 21 de octubre de 2009

Sueños Definidos

"Desde tiempos remotos que no vuelo", pensó para sí, y se inventó alas para alcanzar los más altos rasca cielos. Y una vez allí quieto, pensó en dejarse caer, para convertir sus alas en polvo de pavimento, y ver desde abajo el mundo al revés, pero la forma de las nubes cubriéndolo todo, y respirando poros de algodón de azúcar.
O convertirse una parte en aire, y poder trepar los árboles más altos en toda la ciudad, o porqué no situarse en los páramos de los pueblos...
y sin querer queriendo, se le escapó un pensamiento de naranjo en flor, maduro desde el nacimiento y dulce como el corazón del alcaucil: "¿Y si trepo por su ventana? No hace falta la enredadera en casa de los Capuleto, ni las luchas de clases entre familias, ni hablar en un lenguaje romántico antiguo.
Podría flotar hasta su ventana, y convertirme en aroma, y una vez dentro materializarme en un cuerpo de formas indefinidas pero seguras.
Te quiero ver, y volver a convertirme en aire para tocar el manto claro de tu cuerpo, y recorrer caminos en un día claro de luz al tomar tus manos en las mías, tus manos en la nada. Y podría transformarme por un instante en un espejo, para contemplar la belleza de esos ojos trémulos por razones de tiempo que no puedo definir. Y quisiera entrar en tus entrañas y ser una célula de tu cuerpo, recorrer los ríos fluviales de tu ser, y llegar al órgano de los latidos para convertirme en uno y escucharme desde afuera, y llegar por entre las dendritas seguro de poder ver más allá. Salir corriendo con furor y recoger una flor fresca en el camino, y volver con la fuerza de un trueno por entre las cortinas que se mueven a mi vaivén para materializarme una vez más por última vez entre las sábanas blandas y cubiertas por seda, para mirar tu sonrisa mientras te entrego una petición".
No pudo evitar sentir verguenza por su pensamiento, y alivio al recordar que nadie puede habitar la cabeza llena de alucinaciones y esperanzas, "¿Cúanto menos de un espantapájaros?", insistió.
Se quedó un rato largo mirando los autos pasar por debajo de las nubes, y jugar a encontrar formas en cada una de ellas. Intentó rememorar su forma antigua y solitaria jugando también a encontrar formas en el cielo en el patio de su casa. Llegó la nostalgia casi un segundo antes que el chaparrón. Decidió cubrirse la cara y volver a casa. Ya era tarde y por la mañana las primeras aves de rapiña no se harían esperar.

domingo, 18 de octubre de 2009

Fragmentos de Disociación

La ví mientras se iba, pero no hice nada para detenerla. Aún si hubiese querido, no pude. Mi cuerpo estaba tieso, atado de pies a cabeza con un hilo racional invisible.Si me preguntas, la respuesta es no; tampoco quise hacerlo.Asumo que el alma hizo el nudo del buen samaritano.Y yo, ahí, inmóvil de apariencia, cuando en mi interior se jugaban todas las fuerzas del universo. Aparentemente inmóvil hasta que el ruido del minutero me apabulló y me quiso ahogar.
No habían pasado más de dos minutos que se había ido por esa puerta pantano, y ya deseaba yo buscarla. Y encontrarla para tenerla. Y tenerla para adornarla. Y hacerlo para adorarla. Aún más... aún más. Y adular su imágen y semejanza. Para entreverla por la mañana entre las cortinas y en la mesa de luz. Transfigurada y abierta en abanico. Idéntica a una imágen yuxtapuesta de alguien que ya no existe en mí. Sólo en un recuerdo.
Pasaron dos minutos y volví a amarla. Pasaron dos minutos para entender lo insano. Para entender que sólo puedo amarla cuando está lejos mío.

(vivir sin ella es mi droga ruina)

sábado, 17 de octubre de 2009

Ensayo de un Sueño Realidad

Me contoneaba de una forma cadavérica, calabérica
Y emergían sus espinas llenas de sal
Sus labios rebalsaban agridulces y ondulando; con cierta petulancia junto con el viento.
Me habían hablado de su forma que de repente se pierde y resurge con el furor de lo incandescente.
Cuando ya nada tiene una manera encasillada y nos preguntamos qué hay detrás de los contornos; y queremos ser niños otra vez; y jugar con la plastilina, y moldearla. Libres de expresión, no notamos la falta de razón, o de líneas, forma definida: Es Algo.

Estaba de viaje cuando la ví [¿por primera vez?], me contaron infinitas historias sobre su belleza flotante y florecente. Me dijeron que habitaba por Sierra de la Ventana; aunque no estoy segura de haberla encontrado ahí.
Me acuerdo que había una laguna frente a un árbol de copas frondosas, en un día claro como la luna cuando esta en cuarto menguante, durante un equinoccio de Primavera.
El cielo tan celeste para mis ojos y tan inconmensurablemente enorme que tuve la sensación de pequeñez extrema... otra vez. Pero esta era una razón que valía la pena. Allí estaba, casi desnuda, con una melena que el viento tan calmo y en paz, apenas si acariciaba.

Sus ojos eran un paraje de aguas calmas y estancadas, eran color plata y se hacían charquitos con cada lluvia torrencial... ahora estaban vacíos, pero me miraba fijo. Tuve la certeza que me estaba esperando. La piel trigueña y sus manos todas yagadas: surcos marcados de vida, por donde ríos desembocan en causes de mares internos y sin oleaje. La armonía aparente en un cuerpo místico, en donde los pájaros encuentran paraje.

Mi mente dejó de lado todo el recuerdo de lo vívido, de lo fugaz. Mil preguntas en la punta de la lengua, con la eterna sensación de que me sé las respuestas; y sin embargo sigo preguntando embriagada en años luz de costumbres mansalvas.
Abrí la boca, pero no salió nada en forma de palabras... tan sólo una especie de rugido que nunca habían escuchado mis entrañas, ni mis recovecos.
Los pájaros anidados emigraron, pero ella sonrío y extendió sus manos. Corrí hasta el árbol, no como bienvenida sino para rescatarla de una caída que nunca llegaría.

Hasta ese momento no supe si era un sueño, una mentira o lo mas real que vió mi vida.

Nos miramos largo rato y ensayé los primeros minutos u horas diferentes teorías, jamás sobre cómo llegué, hace mucho me quiero ir, sino sobre su persona imposible de descifrar si se hace con la mente consciente.
¿Era la muerte? ¿Podía ser tan bella y apremiante? ¿Tan cálida y parecida a la vida?
¿Era yo? Se parecía algo, a la "yo" que tomaba forma de todas mis vidas, a la verdadera, a la que sabía y no necesitaba del habla para responder a las preguntas.

Sin esperarlo soltó una carcajada. Salida muy de adentro. Me desconcertó tanto que casi caigo de la rama. Una vez mas extendió su brazo, pero no hacia mi esta vez. Con un índice desnudo me mostró un camino que se abría; como una brecha entre el lago y la nada.
Se bajó casi bailando del árbol de hojas magras. Me agarró las manos casi implorando y una sonrisa trémula se desdibujó en una mueca con sensación de impermeabilidad.
[Frío. Terror]

Me fui sin mirar atrás, con la sensación pérdida. No podía ser un sueño.

A medio camino me di cuenta que no habían parajes, ni confesionarios, ni mástiles con bandera, ni nada que emergiera casi mecánicamente de la pacha mama.
Debajo de mis pies: una quebrada. Sin querer crucé el río y estaba siguiendo el camino que me imploraron hace medio siglo bajo el sol de mediodía.

Más viva que nunca desperté con los ojos cerrados hacia afuera y los sentidos bien abiertos.

martes, 13 de octubre de 2009

Cancelo el Jueves

/Conversación telefónica entre Silvi (posible psicóloga, amiga, o familiar) y Helena/

Lo que me pasa Silvi, es que me da la sensación de minusvalidez. Me siento como otra persona, otra que no es como yo quiero ser. Y la quiero contener y le pido por favor, que no se muestre, que no sea, pero a veces la sensación de necesidad es muy fuerte.

Yo la tenía domesticada, pero a veces exige tanto de mí, y bueno… la solté, dejé que jugara un ratito por el jardín. Cuando volvió estaba toda sucia y tenía una sonrisa en la cara, pero no era de esas sonrisas que a una la ponen contenta, o que le causan ternura. Sabes lo que me pasó a mi Silvi, lo que me paso cuando la ví?

Ganas de matarla! Eso sentí, te lo juro. Cómo se atreve? A querer desarmar todo lo que había construído!? Si, ya sé que me vas a decir… que hice bien en intentar, que lo que me paraliza es el miedo, que si todos pueden porqué yo no? Pero no es miedo lo que yo siento. (...) No, en serio te digo. Lo que yo siento es asco! Eso siento, repulsión, ganas de irme corriendo a una cueva como ese personaje del libro de Suskind, como se llamaba? (...)El Perfume, ese mismo! Ganas de irme a una cueva como esa y estar sola. Para acordarme de lo que me olvidé, acordarme de cómo era antes de ver a esa otra a la cara.

Cómo puede ser parte mía, si yo no la quiero? Siempre me pregunté si nosotros somos lo que somos y lo tenemos que aceptar sin más; o si podemos moldear nuestra forma.
Alguna vez te miraste desde muchos ángulos? Desde afuera tuyo? Nunca te transfiguraste? Yo lo hacía antes con un espejo. Me miraba por un rato largo, que nunca supe si eran minutos, o si eran horas. Y miraba mi imágen primero, como la recuerdo, como todos la ven. Pero después de un rato de mirarme fijo y de reojo a mi alrededor, me sentía fuera de mí. Me miraba desde afuera.

Ahora me veo a veces desde afuera también, y me pasa que me voy tanto que me olvido que no estoy, que me fui. Entonces, tengo que retomar de nuevo el camino de vuelta.

Y nunca supe, si en realidad es que no quiero algo porque tengo miedo, o si no lo quiero porque no va. Es esa confianza en el sentir propio, del cual nadie ajeno puede opinar, nadie puede entender.

(...)Sí, me siento mal conmigo, o con la que fui por un lapso de tiempo. Porque nunca quise sentirme así, pero como te dije, la necesidad a veces pide a gritos ser escuchada. Yo nunca quise, vos sabés. Pero también sabés que soy muy dual. Tengo dos partes irreconciliables que me piden cosas, y exigen y demandan… y muy de vez en cuando me dan alguna licencia.
(...)Si, son todas partes mías, pero sólo quiero a una. La necesidad de ser entendida, me volvió loca! Mira Silvi, yo nunca fui buena en matemática, ni en lógica, pero te puedo decir algo que sé con una total certeza positivista: uno más uno, es dos irremediablemente y siempre. Yo no soy medio como para hacer un entero con otro. Yo tengo dos partes que hacen al todo. Como puede alguien pretender completarme, si yo no lo hago primero?

Sabes que es lo peor de todo? Que no tenía que ser así… (...)si, ya lo sé… cuál es la manera? Quién sabe? No digo que yo sí, solo digo que yo quería que fuera de otra forma, siempre supuse que me conocía bien para saber cómo!

(...)No Silvi, no insistas más por favor. No sé está bien o no, pero mi decisión es la cueva. Es por esto en realidad que te llamo, no nos vamos a poder ver este jueves. No voy a estar para nadie, ya dejé todo arreglado.

En cuanto vuelva te llamo. Gracias por todo.
(cuelga)

viernes, 9 de octubre de 2009

La niña en el Puerto

Era tanto pedir que dijeras "sí", más allá de las palabras barrilete que van y vienen con el compás de la muñeca.

Que fueras una persona lo suficientemente valiente y perseverante, como para intentar cruzar todas las barreras.

Que no me tomaras como indiferente por el simple de hecho de no insistir... que me vieras como soy.

Nunca te mentí, pero es cierto que algo oculté... tonta de mí, siempre pensé que ibas a decifrarlo; sin ánimo de juegos o manipulaciones, simplemente como el acto de alguien a quien no necesito decirle demasiado para que se note... era tanto pedir.

Tanto, que habláramos de los días grises, de las sequías eternas y de los granitos de arena; del devenir de la historia y los azares de la vida
No pedir más allá, pero tampoco
(tan poco...)

Era tanto pedir, no tener que exigirme paciencia. Querer ser, simple e irrevocablemente, como son las hojas en otoño sin cuestionamientos de los árboles por su caída...

Tanto era, querer conocer los hábitos de un ser. Materializarme y graduarme sin pretensión de honores en cada característica pequeña e intrínseca

No querer convertirme en otra cosa, una masa amorfa y fagocitada

Realmente querer un mapa de ruta y alguien con quien marcarlo. No por una vida eterna sino por un momento, aunque fuera tan veloz como las estrellas fugaces que nunca vimos, ni el sol de media tarde. Sin siquiera un trazo de marcador indeleble sino de lápiz.

Que me comprendieras, o querer comprenderte; o tan solo pretender que vos lo quieras tanto como yo necesito

Querer reírme como aficionada en los juegos de azar, y ser una inexperta que pasa desapercibida, como aquéllas cosas escenciales

Una canción escrita en borratintas en una hoja de papel secante, una de memoria, una de olvido, el Cucu Melo, Martín Pescador.

Era tanto un gesto, uno que hiciera la diferencia, uno que me hiciera desentenderme de lo inevitable de la condición humana, aún sabiendo, pero pensando que es una cruel mentira, que soy una afortunada, una menos del montón

Sentirme desdoblada y fuera del ser, ahora todo es leve, el viento casi no toca las hojas de papel, ni las eleva ni las cambia, ni las remueve, sólo las roza con la brisa y las convierte en la levedad del ser, del devenir y el porvenir.

Ahora todo se llena de conformidad y espera, y recuerdo haberme olvidado qué era lo que estaba esperando. sólo recuerdo que no era algo tuyo ni mío, era un signo, uno no conocido que marcara un cierto significado fuera del paradigma. Uno que me hiciera volver al centro al que nunca retorné desde que la niña con ilusiones se aleja en una barca de cartón hacia el crepúsculo de Pablo Neruda, quien recita mientras aprieta esa cabecita blanca que parece un racimo de uvas.

Era mucho, demasiado pedir no sentir que sabía lo que el tiempo deparaba. Todo es igual que ayer, salvo que el reloj nunca dejó de avanzar, y los días pasan con sus horas de pasos firmes y en causes.

Y mientras miro una pantalla el río sigue su curso que no tiene rumbo fijo. Todo es igual salvo yo, todo es igual salvo la niña que llegó al puerto de nadie, con una petisión y una esperanza de ser escuchada.

lunes, 5 de octubre de 2009

Espectáculo I

Me habla y no entiendo.

Me desdoblo, nos veo desde afuera como personajes inanimados en una historia que no tiene un principio, un nudo... el desenlace.
Mi personaje se toma muy en serio al mundo y a todos los colores que no ve.

Me quiere explicar la composición de las cuerdas y me pierdo en la 3ra. Me mira, y pienso si me ve.
Observo el espectáculo en lenguaje mudo, y mis ojos no se inmutan. Esperan a la tarde y a los juglares.

Me habla y no entiendo la mueca que hace.
Le ruego al aire que me deje el alma en el cuerpo, que me convierta en una contraposición de sonidos que jamas oí... Sinfonías hechas de papeles encontrados en el camino.

Me cuenta historias pero no le creo, me teje cantares en lana azul y no quiero creer; me mide sin parámetros y se sale de las líneas.
Camina por la cuerda del laberinto y estoy convencida que pretende más de lo que expresa.
Se corren los vértices de lo permitido, las formas de lo elegido, la concurrencia de lo imaginado.

Se aleja en el camino que une dos desiertos y dos valles. Caminante nocturno y lleno de azares, de luces ensordecedoras y mares tropicales.

No pide una canción, no pide más color, no pide más de lo que no ve.
(Me estás mirando, pero me estás viendo?)
No entiendo su forma, su manera, su dejo, su estela, sus paralelos monocromáticos y contrapuestos en melodías dulces o ácidas como el naranjo en flor.

Desde afuera capto un halo de neblina blanca, todo lo envuelve con lentitud y tiempo de espera indeterminado, con disimulo.

Abro la puerta. Despierta miro a unos ojos grandes y curiosos que miran desde adentro.
Un camino singular de lo ajeno y autónomo, falta de sangre en las venas. Se contiene, se dobla, baila con disimulo, me guiña el ojo y me invita.

Bailamos a través del tiempo en la sinfonía de papel que se une a la contraposición de un cuerpo y de otro.
Se apaga la luz, se cierra la cortina, me desdoblo hacia afuera una vez más por primera vez.-