martes, 7 de septiembre de 2010

Un Invierno de 4 Estaciones

Si notaras cuanto podes llegar a doler, te detestaría. Pero pareces incluso en estos momentos tan inocente en tu manera de proceder, que no sé si pedirle al universo por la absolución de tu pobre alma, o si dejarte ir, tal vez tirarte en un rincón.
Si miraras fuera del cubículo para el lado de afuera, para tu alrededor y dejaras las viejas costumbres de lado, al menos por una tarde entera. Si me dejaras llegar lejos del patio, pero al menos hasta la segunda barrera, te darías cuenta de lo que te dicen al oído las corrientes, el viento del río, el sabor de la primavera.
Si dejara de confiar en lo que releo en tu mirada, en el dejo del reflejo que mira a mares inciertos, allá a lo lejos, lejos mío como ahora y desde que te (des)conozco.
Si la añoranza no fuera tanta, si la realidad me golpeara de frente en la cara, y pudiera ver... que tiño a la melancolía en la anilina de momentos que no están, que no estuvieron. Que añoro por un sostén en esas tardes lúgubres que nunca estuvo en mi espalda. Cuando el peso cada vez se hacía menos liviano, y tu carga se reía a mi lado.
Si me trajeras mas de tu bufón y menos del juez, un poco mas de risa mundana y menos ansias por mostrarme que vos sabes, que vos sabes lo que oculto. Si el poder estuviera fuera de la cama, si no tuvieras que sentirte preso de tus propias palabras, de la falta de ellas.
Especialmente de la falta se trata. La falta de sangre hirviendo, la falta de soles nacidos, la falta del vos que conocí por un día, la falta de la sinceridad y de las ganas, del tratar, del probar de combatir mil batallas.
Y me sacas las ganas a mi, me drenas de intentos, de sonrisas que guardo una a una en el cajón de la mesita de luz, de recuerdos veraniegos que cuelgo en el placard, hasta que se anidan y se anudan a las horas de días de días transcurridos, donde el sueño se comió estaciones enteras en el aire, en Shangri La, en la nada misma de esos mates amargos que jamás pudimos (dejar de) probar.
Si por una vez pudiera haber continuidad en el camino, que me permita desplegarme a tiempo, a mi tiempo, que me permita recorrer mi camino de pseudo sabiduría y psicología barata, nada mas que para poder explicarte, para que entiendas o no, para poder sacarme este peso de encima que lleva tu nombre y tus comillas, tu no ser, tu antifaz sobre la almohada, y esas ganas locas que alguna vez tuve de ser yo la dama, la reina de ases, de corazones, con la enteraza y la fuerza suficiente para romper todas las paredes, todos los muros, todos los sonidos.
Y te pido una semana, la suma de siete días que hacen a la suma de cuatrocientos veinte minutos para poder prepararme y correr apurada y apabullada por esta bola de verdad que me cruje en la garganta, que ya no da más, que quiere finalmente tirar al aire estas mil palabras para que sean una con el resto, para que mueran a los dos minutos, solas, tal vez en paz, tal vez con vanidad desolada. Para tomar o dejar, para seguir camino, para cerrar un libro que tiene tan poquitas hojas que no puedo dejar de guardar conmigo.
Y tal vez no pecar de falsa esperanza para cerrar esta obsesión que no me lleva a ningún solsticio, que no me acerca a vos, que me acerca menos a mi, que me consume horas de hermosas historias, y bella música que hace que te ame cada vez más porque vos la escribiste, porque vos la tocaste, porque vos la miraste, porque vos descubriste nuevos sonidos en cada una de ellas.
Algún día quiero la revancha, sin el son de inocencia de volver a creer para volver a sentir lo que jamás dejé de costado; pero para saber a ciencia cierta y exacta como los relojes suizos que las palabras que llenaron cada célula de mi ser ya no están mas, que ya no me pertenecen, que ya no tengo lugar para guardarlas, que ya no hay casa que alcance, no hay pena que aguante... esta sed de decir, esta sed de hacer, esta sed de matar, esta sed de renacer, de respirar de nuevo por primera vez después de tanto tiempo, y ver en cada estación resplandecer lo que se ocultó latente durante tanto tiempo.
Cuando el invierno duró mucho más de lo esperado.

No hay comentarios: