Tengo un torbellino de palabras que no puedo descifrar, no puedo vomitar en un papel, en una forma contenida y sin límites; entonces ensayo mil catástrofes que imitan la verborragia. Lo intentan sin calentar primero. El calambre es inevitable.
Las palabras golpean ferozmente la puerta sin cerraduras y entornada queriendo escapar; y sin querer salen envueltas en metáfora y papel celofán para pasar desapercibidas y livianas. Indiscutidamente insatisfechas por no llamar a las cosas por su nombre. Por cumplir su cometido personal y sin definición de penal.
Se plasman mil maravillas de la naturaleza, y el recuerdo de un sol que se eleva y se convierte en hombre al mediodía; en muerte y cenizas. Muere sí, junto al amor por la noche y la soledad. Escandalosa manera de salvajismo hermético.
Los pensamientos se van y vuelven y se transforman y se comprimen. Se editan, se alargan sin sentido... Algo me están escondiendo.
Sucio y macabro juego del blaberío sin sentido aparente.
Y la tinta se destiñe; y se abre en abanícos.
martes, 17 de noviembre de 2009
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1 comentario:
calambres en el alma... promesas sobre un bidet que llueve blablablas.
Un blablá que no espera que lo cuiden. Pero si el amor y la soledad viven en la noche, y se mueren de mañana.
Te quiero,
ábrase una hoja para ti y tus palabras ya!
Naty
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