domingo, 18 de octubre de 2009

Fragmentos de Disociación

La ví mientras se iba, pero no hice nada para detenerla. Aún si hubiese querido, no pude. Mi cuerpo estaba tieso, atado de pies a cabeza con un hilo racional invisible.Si me preguntas, la respuesta es no; tampoco quise hacerlo.Asumo que el alma hizo el nudo del buen samaritano.Y yo, ahí, inmóvil de apariencia, cuando en mi interior se jugaban todas las fuerzas del universo. Aparentemente inmóvil hasta que el ruido del minutero me apabulló y me quiso ahogar.
No habían pasado más de dos minutos que se había ido por esa puerta pantano, y ya deseaba yo buscarla. Y encontrarla para tenerla. Y tenerla para adornarla. Y hacerlo para adorarla. Aún más... aún más. Y adular su imágen y semejanza. Para entreverla por la mañana entre las cortinas y en la mesa de luz. Transfigurada y abierta en abanico. Idéntica a una imágen yuxtapuesta de alguien que ya no existe en mí. Sólo en un recuerdo.
Pasaron dos minutos y volví a amarla. Pasaron dos minutos para entender lo insano. Para entender que sólo puedo amarla cuando está lejos mío.

(vivir sin ella es mi droga ruina)

1 comentario:

daniel! dijo...

Qué hermoso!. Parece literatura existencialista. Lo de “hilo racional invisible” me hizo acordar unas teorías de dostoievski en Memorias del Subsuelo.

Saludos Maju, seguí escribiendo.